Martín Barrientos y su Finca La Estrella.
Llegó a nuestras vidas para quedarse. Cuando lo conocimos fue algo mágico, no todos los días se conocen personas tan especiales, la humanidad de esta familia es única y al probar las muestras, nos dimos cuenta del potencial que tenía su café.
Saber que el café provenía de este barrio tan estigmatizado de guerrero hizo que todo cobrase un tinte mucho más relevante, experimentar esas tazas únicas. Esto nos llevo a que de todo esto podría surgir algo más que un simple negocio. Nos dimos cuenta que a partir de aquí, podríamos ayudar a impulsar un núcleo de transformación social.
La ausencia de apoyo por parte del estado a esta zona ha sido una constante; el difícil acceso y la violencia mantuvieron a esta región en un completo aislamiento y abandono durante largo tiempo. Ha sido un largo camino lleno de retos logísticos, sociales y económicos.
Pero lo que nos motiva son ellos que están allí pese a lo que pese.